
El pasado viernes Víctor Láinez, un catalán que vivía desde hacía algunos años en Zaragoza, salió a tomar algo en un local de ocio. Allí coincidió con unos okupas a los que, al parecer, no les hizo ninguna gracia que Víctor luciera unos tirantes con los colores de la enseña nacional. Le insultaron y le provocaron. Víctor optó por abandonar el local y, ya en la calle, fue atacado por la espalda por dos de esos cobardes malnacidos. Le golpearon con un objeto contundente en la cabeza, presumiblemente una barra de hierro, por la espalda, sin la más mínima oportunidad de defenderse. Ya desplomado en el suelo fue también pateado.
El brutal golpe recibido en la cabeza le provocó la muerte cerebral. Hospitalizado en el Miguel Servet de la capital aragonesa, fue inducido al coma con la esperanza, vana como se ha visto, de que mejorara. El martes por la mañana, finalmente, murió.
Desde el viernes por la noche, momento en que produjo la cobarde agresión, hasta la muerte de Víctor han pasado tres días. Setenta y dos horas de ocultamiento y de silencio cómplice de los medios de comunicación y de los políticos, pues una agresión de esta gravedad seguro que no ha pasado desapercibida. Pero peor todavía es comprobar cómo, confirmada la muerte de este hombre patriota y amante de las motos, muchos medios de comunicación no se dignan a publicar una sola línea sobre este vil crimen. Agresiones mucho más leves y noticias mucho más banales llenan cada día páginas y espacios en telediarios, pero de esto ni mu en muchos medios. Algunos informan sobre el asesinato, pero pasan más o menos de puntillas sobre el tema, como por ejemplo la cadena Cope, más centrada en la figura del asesino que en la del carácter hispanófobo del crimen, o la cadena Ser, que en su página web ni publica la foto del asesino, ni su nombre, ni sus antecedentes violentos. Otros, como el izquierdista Público, afirman que la agresión de produjo por llevar los tirantes de España “supuestamente”, o El Confidencial, que repara más en el arrestado y su anterior condena a prisión que en el crimen que ha costado la vida a Víctor que, recordemos, ha muerto porque unos okupas asquerosos odian a España. Sólo Libertad Digital y OK Diario destacan de verdad la noticia y la tratan con proporción a la gravedad de los hechos, si bien es probablemente El Mundo el que ofrece la información más completa, y sólo Libertad Digital habla de asesinato. Onda Cero, Antena 3, Tele 5, Cuatro y La Sexta, en sus páginas web, ¡ni siquiera informan del crimen! Es vergonzoso, miserable. Si el muerto fuese un izquierdista el caso abriría todos los telediarios y sería portada en todos los diarios. Tendríamos tertulias durante días sobre el tema y reportajes de “investigación” durante semanas.

¿Y por qué este ocultamiento o no darle a la noticia el relieve que merece? Pues porque Víctor era sospechoso de ser un fascista, un facha despreciable, y nadie quiere que por denunciar un crimen execrable le llamen fascista. Víctor, según dicen, había sido legionario. Y patriota. Y orgulloso, además, con los tirantes. Un provocador, vamos. Y claro, la vida de Víctor, como la de cualquier facha, vale menos que cualquier otra. Qué país, qué calamidad. En este país nuestro se puede defender toda clase de disparates y barbaridades pero nada, absolutamente nada, va a suponer un estigma social que se acerque al nivel de ser considerado un facha. Los supuestos fascistas que pululan por nuestras calles están ahí porque tiene que haber de todo y, puesto que ejecutarlos hoy en día está mal visto por el tema ese de los derechos humanos, la democracia y la corrección política, ya saben, pues toca aguantarlos. Eso sí, puesto que socialmente se considera que no merecen el aire que respiran, hacerles la vida imposible, publicar sus identidades, acosarles en sus casas o intentar que pierdan sus trabajos está justificado para las hordas izquierdista y la progresía en general, porque ya que no se les puede matar… Ahora, si cae alguno porque a un hijo de puta miserable sin hombría alguna se le cruza un cable, pues mala suerte. Si se puede tapar, mejor, y si no, pues tampoco conviene hacer mucho ruido. Aunque fuera un hombre tranquilo que no se metía con nadie, como Víctor. ¡Que se joda, por facha!, pensarán muchos. Víctor está ya con Dios. Que os jodan a vosotros, hipócritas, falsos. Que os jodan a vosotros, seres sin moral, cobardes, ruines.

Por qué ha muerto Víctor Láinez
Esta es, sin duda, la raíz del problema y lo que la mayoría de los medios que informan del asesinato de Víctor Láinez pasan por alto. Víctor no ha tenido un accidente, ni ha sufrido un infarto. No se metió con nadie. Víctor ha sido asesinado porque dos ratas miserables, como pasa con casi toda la izquierda “nacional”, odian a España. He ahí el meollo de la cuestión. Hispanofobia, odio a España. Odio por parte de una izquierda que identifica a España con el fascismo y, aún peor, con la Iglesia y el Catolicismo. Esto es así. Sin esta asociación de ideas Víctor estaría hoy vivo, y el silencio hace cómplices hoy a muchos.
Descansa en paz, Víctor. Sin duda eras mejor que esos cobardes.