Algún día, en un futuro, esperamos que con objetividad y cierta frialdad, el procés será estudiado por historiadores, politólogos y sociólogos. Ahora, pero, quizá sería más conveniente que se convocara urgentemente a cuatro o cinco mil psiquiatras y se dispersaran por el territorio catalán a fin de tratar a ciertos personajes que han asomado la patita. Un servidor pensaba que los frikis políticos eran cosa exclusiva de las fuerzas nacionales, pero que va. Resulta que teníamos por aquí una capa freática de frikis, oculta bajo la superficie, que necesitaba un pequeño empujoncito para sacar la cabeza, igual que el caracol necesita el agua o la humedad para salir de casa.

De repente, hemos descubierto personas que parecían normales metidas en jaulas que simulan celdas; señoras disfrazadas de lazo amarillo; tertulianas de Tele 5 separatistas; iluminados que escriben libros de historia o dan conferencia bajo la acción de psicotrópicos (de otro modo no se entiende que puedan decir tantas gilipolleces); otro tarado, ahora con cargo entre el empresariado patrio, que llevaba una careta de Puigdemont en el reposacabezas del coche; separatistas catalanes que no son catalanes, sino madrileños; otro zumbado que se creía Bruce Lee, gesticulando ante la policía en posición de ¿defensa?; frikis peregrinos que van a Waterloo a ver al adorado líder, que a veces ni se digna a recibirlos; el majara que va a la cárcel de Lledoners a dar las buenas noches, megáfono en mano, a los presos que disfrutan de las instalaciones… Podríamos seguir, pero da para un libro y se nos enfría la cena.

Pero de entre todos los frikis, queremos dedicarle un poquito de atención a uno en particular, pues parece que lo necesita, el pobre. No vamos a citar su nombre porque ya saben, no hay más loco que el que sigue a otro loco, y aun se le va a sumar algún perturbado más, y no es plan, pero cualquiera puede encontrar la noticia buscando en internet. Resulta que un señor obsesionado con la indapandensia de Cataluña se ha puesto en huelga de hambre ¡por segunda vez! Va a pasar más hambre que el casero de un okupa, pero oiga, nuestros respetos. Bien, la cuestión es que el señor, según dice, va a dejar de comer hasta que:

• TV3 emita un documental que ha hecho su partido, en horario de máxima audiencia y seguido de una mesa redonda para tratar sobre el asunto.
• Cataluña sea una república independiente.

El sujeto en cuestión afirma que, cuando hizo la anterior huelga de hambre, fue

secuestrado y torturado. Nosotros se lo traducimos: un juez, más sensato que nuestro héroe autóctono, ordenó su ingreso en un psiquiátrico, donde fue medicado con «drogas potencialmente mortales». No, no es broma. Y peor aún: ¡lo ordenó un juez español! Sorprendente, nadie jamás hubiera imaginado que en España pudiera haber un juez español, es inconcebible. Lo que es sorprendente es que lo soltaran, pero bueno, será que el personaje debe ser inofensivo, suponemos, o igual se fugó y anda por ahí con una bata de hospital, de esas que le dejan a uno con el culo al aire, o lleva todavía la camisa de fuerza. Dice que en el Parlament de Cataluña no hay secesionistas. Vamos que, en el fondo, Torra y sus compinches son unos españolazos, lo que pasa es que no se saben explicar. Lo bueno del asunto es que al parecer forma parte de un partido, es decir, ¡es probable que ya tenga otros locos siguiéndole! Seguro que, como son cuatro gatos, estarán todos muy felices porque tendrán números bajos de carnet. Esperamos que no se le una el señor Torra, que ya hizo una huelga de hambre. O quizá fue un ayuno. Bueno, más bien dejó de comer un rato y al cuarto de hora se estaba tomando la tensión, no se diera el caso de que peligrara su salud. Impresionante.

Aun así, siendo este personaje digno de admirar, nos tememos que siempre habrá otro frikazo que supere a los precedentes, aunque dudamos mucho que nadie, absolutamente nadie, consiga superar la adoración a la Pilona Sagrada, ya saben, el bolardo que fue «atacado» por los Mossos. Le hicieron una ofrenda floral. Sí, sí, como lo leen… ¡y se equivocaron de bolardo!

 

Pobre Cataluña, ¡quién te ha visto y quién te ve!