Todos ustedes tienen fresco en la memoria el caso de la conocida como ‘La Manada’, en el que unos desalmados cometieron una serie de abusos sexuales sobre una chica durante los Sanfermines de Pamplona en el 2016. Quede claro que usamos aquí el término ‘abuso’ de modo genérico; quien les escribe no es abogado ni jurista ni tiene conocimientos sobre el tema, y no valora si fue una violación o no; no es el objeto de este artículo. Quede claro simplemente que, si de un servidor dependiera, estos malnacidos no volverían a ver la luz del sol.
Sin embargo, prácticamente ninguno de ustedes tendrá fresco en la memoria el caso de otra «manada», la de Azuqueca de Henares (Guadalajara). Es más, seguramente no hayan oído ustedes ni una sola palabra sobre este suceso.
Pongámonos en situación y preparémonos para sentir asco y rabia. Azuqueca de Henares es una población de unos 35.000 habitantes. El 15 de marzo de 2018, una niña española de 12 años fue violada por un grupo de hijos de puta, mínimo 5 hienas (nos disculpen las hienas, por favor), quizá 6. Sí, han leído bien, 12 años. La niña y una amiga suya, que se encontraban en un parque en compañía de unos amigos, fueron raptadas por un grupo de jóvenes que se presentó en el lugar y llevadas a la fuerza a un edificio abandonado. La pobre cría fue violada analmente por todos y cada uno de los agresores. Luego repitieron, esta vez vaginalmente, mientras sus amigos, que estaban fuera, oían sus gritos e intentaban sacarla. Víctima y agresores se conocían. También a la otra chica, que no sufrió daño alguno, digamos que «afortunadamente». El infierno de la chiquilla se prolongó durante tres cuartos de hora.

¿Habían oído ustedes hablar de este caso? Difícilmente. ¿Por qué? Pues porque se ha producido lo que se conoce como apagón informativo, es decir, policía, autoridad judicial, políticos y medios han callado. Un año de vergonzoso ocultamiento de unos hechos, entendemos, como mínimo igual de graves que los cometidos por los golfos de los Sanfermines, si no más. Las razones de este ocultamiento no podemos conocerlas con certeza. Quizá, sólo quizá, el hecho haya tenido que ver con la procedencia de los violadores, a saber, cinco marroquís y un nigeriano. No sería la primera vez que pasa, ni la segunda, ni la tercera. Desde luego, el hecho de su origen fue determinante en el desarrollo de lo acontecido. Nos explicamos: ¿Saben por qué no violaron a la otra chica raptada? Porque era mora, dicho por ellos mismos mientras discutían antes de violar a la pobre cría. ¡Eso, eso es racismo! Y nos alegramos mucho de que la pobre chica se librara, porque a nadie le deseamos semejante tortura, pero la española fue violada por ser española. ¿Se imaginan el infierno mediático que se desataría si un grupo de españoles hiciera algo semejante ensañándose precisamente con una inmigrante? La ira de las feministas sería incontenible; que si el heteropatriarcado, que si el hombre blanco, que si la Iglesia, que si el capitalismo… En cambio, ni una noticia de las feministas, oigan. ¡Qué curioso! ¿Es que no hay feministas en Azuqueca o qué? En los medios, ni una palabra. Todas las noticias que un servidor ha encontrado en internet son de esta misma semana. El alcalde, del PSOE, afirma haber intentado proteger a la víctima, se entiende que ocultando el caso. Curioso. De los menores, tres de ellos pactaron con la fiscalía una condena de 3 años de internamiento y 5 de alejamiento de la víctima. ¡Tres años! De los dos adultos, uno está en libertad con cargos y el en prisión preventiva. ¿Dónde están ahora Pedro Sánchez, podemitas, feministas y demás ralea? ¿Para cuándo están convocadas las manifestaciones de rechazo?
Ya hablamos aquí de lo sucedido en Inglaterra, donde inmigrantes musulmanes abusaron y violaron durante años a menores ante la impasible omisión de las autoridades policiales, políticas y sociales, que prefirieron mirar hacia otro lado porque, agárrense, los autores de los abusos eran unos pobres inmigrantes pakistaníes, y claro, podrían acusarles de ser racistas. Ha pasado también con las llamadas «manada de Sabadell» y la de Alicante, donde muchos medios han intentado pasar por alto la procedencia de los violadores, marroquíes los primeros y ecuatorianos los segundos. Gentuza indeseable hay en todos lados pero, curiosamente, el trato mediático no suele ser igual si el agresor es español o es inmigrante. ¿Cómo se puede ser tan rematadamente estúpido? No se puede caer más bajo. Es la dictadura de la corrección política, el suicidio de occidente.
Que sucedan cosas como esta es un horror. Que se oculten, una vergüenza.