Avui, com ve sent habitual els darrers anys, centenars de milers de persones es manifestaran a la capital catalana en defensa de la secessió de Catalunya i la formació d’un estat propi en forma de república.
Entenem que molts dels que defensen això hagin estat víctimes de la brutal propaganda nacionalista dels últims 27 anys, des que Pujol va dissenyar el Programa 2000. I entenem que, per força, hi hagi qui se senti només català, ja que els successius governs i símbols nacionals han estat absents a moltes viles del Principat durant anys i anys. Uns per acció i uns altres per omissió i vet aquí el resultat, el «procés». Però aquest any ja no hi ha excuses. El que va passar el dia 6 de setembre al Parlament de Catalunya és una deriva de la política catalana cap al totalitarisme i un pas de gegant cap a la fractura social i l’enfrontament civil. Es van petar la Constitució, l’Estatut de Catalunya i, ja enfeinats, el reglament del Parlament. Podem parlar de sedició, de cop d’Estat i de subversió de l’ordre establert, podem parlar de procés revolucionari i vostès, senyor nacionalistes, ni de conya estan legitimats per parlar de democràcia i de llibertat. I no, no és que s’hagi de ser demòcrata a la força, però és clar, sempre estan presumint-ne de ser-ho! Almenys no siguin tan hipòcrites. Hem d’acceptar la realitat tal com és: Els votants de les CUP, d’ERC i del PDeCat estan a favor del totalitarisme i d’imposar-nos als que no pensem com ells una dictadura nacionalista, on ells no fan ni cas de les lleis però, ves per on, la resta ens hem d’agenollar a davant seu. Tant els és el que està bé o no ho està, volen imposar la seva voluntat i prou. O això, o tota aquesta colla de rucs no han entès res i estan, efectivament, convençuts de que això es la pràctica habitual de les democràcies.
Cecs, estan cecs. Complex de superioritat, victimisme (no és contradictori? Com pot Espanya tenir sotmesa Catalunya sent com és?), odi… Vergonya, tot plegat.
Si els defensors de Barcelona al 1714 ens veiessin avui dia fugirien horroritzats.
«Señores, hijos y hermanos: hoy es el día en que se han de acordar del valor y gloriosas acciones que en todos tiempos ha ejecutado nuestra nación. No diga la malicia o la envidia que no somos dignos de ser catalanes e hijos legítimos de nuestros mayores. Por nosotros y por la nación española peleamos. Hoy es el día de morir o vencer. Y no será la primera vez que con gloria inmortal fuera poblada de nuevo esta ciudad defendiendo a su rey, la fe de su religión y sus privilegios».
General Antonio Villarroel, defensor de Barcelona, 11 de setembre de 1714.
CASTELLANO
LA DIADA DE LA VERGÜENZA
Hoy, como viene siendo habitual los últimos años, centenares de miles de personas se manifestarán en la capital catalana en defensa de la secesión de Cataluña y la formación de un estado propio en forma de república.
Entendemos que muchos de los que defienden esto hayan sido víctimas de la brutal propaganda nacionalista de los últimos 27 años, desde que Pujol diseñó el Programa 2000. Y entendemos que, a la fuerza, haya quien se sienta sólo catalán, puesto que los sucesivos gobiernos y símbolos nacionales han estado ausentes en muchas villas del Principado durante años y años. Unos por acción y otros por omisión y he aquí el resultado, el «proceso». Pero este año ya no hay excusas. Lo que pasó el día 6 de septiembre en el Parlamento de Cataluña es una deriva de la política catalana hacia el totalitarismo y un paso de gigante hacia la fractura social y el enfrentamiento civil. Se pasaron el forro la Constitución, el Estatuto de Cataluña y, ya puestos, el reglamento del Parlamento. Podemos hablar de sedición, de golpe de Estado y de subversión del orden establecido, podemos hablar de proceso revolucionario y ustedes, señores nacionalistas, ni de cachondeo están legitimados para hablar de democracia y de libertad. Y no, no es que se tenga que ser demócrata a la fuerza, está claro, ¡pero siempre están presumiendo de serlo! Al menos no sean tan hipócritas. Tenemos que aceptar la realidad tal como es: Los votantes de las CUP, de ERC y del PDeCat están a favor del totalitarismo y de imponernos a los que no pensamos como ellos una dictadura nacionalista, donde ellos no hacen ni caso de las leyes, pero, miren por dónde, el resto nos tenemos que arrodillar ante ellos. Tanto les da lo que está bien o no lo está, quieren imponer su voluntad y basta. O eso, o toda esta pandilla de burros no ha entendido nada y están, efectivamente, convencidos de que esto es la práctica habitual en las democracias.
Ciegos, están ciegos. Complejo de superioridad, victimismo (¿no es contradictorio? ¿Cómo puede España tener sometida Cataluña siendo cómo es?), odio… Vergüenza, todo ello.
Si los defensores de Barcelona al 1714 nos vieran hoy en día huirían horrorizados.
«Señores, hijos y hermanos: hoy es el día en que se han de acordar del valor y gloriosas acciones que en todos tiempos ha ejecutado nuestra nación. No diga la malicia o la envidia que no somos dignos de ser catalanes e hijos legítimos de nuestros mayores. Por nosotros y por la nación española peleamos. Hoy es el día de morir o vencer. Y no será la primera vez que con gloria inmortal fuera poblada de nuevo esta ciudad defendiendo a su rey, la fe de su religión y sus privilegios».
General Antonio Villarroel, defensor de Barcelona, 11 de septiembre de 1714.