Las campanadas de la blasfemia
Insultan al Sagrado Corazón porque, en el fondo, odian al Hombre mismo, hecho a imagen y semejanza de Dios.
Insultan al Sagrado Corazón porque, en el fondo, odian al Hombre mismo, hecho a imagen y semejanza de Dios.
Siempre habrá un Winston Smith dispuesto a recordarnos que las piedras son duras y que el agua moja.
La izquierda es una secta que ha perdido el sentido de la realidad.
«El hombre tiende a ejercer todos sus poderes. Lo imposible le parece el único límite legítimo. Civilizado, sin embargo, es el que por razones diversas se niega a hacer todo lo que puede».
La clase política europea ha llenado Europa de sujetos indeseables.
Sólo en un país enfermo hasta el tuétano puede darse semejante espectáculo sin que pase nada.
Los medios actuales de comunicación le permiten al ciudadano moderno enterarse de todo sin entender nada.
«El mundo moderno ya no censura sino al que se rebela contra el envilecimiento».
Lo más paradójico de todo es que, al atribuir un racismo intrínseco a los blancos, dejan patente su propio racismo, como también lo hacen al verlo todo, absolutamente todo, desde un prisma racial.
«El revolucionario quiere mudar de baraja; el contrarrevolucionario, de juego».
Nicolás Gómez Dávila.